Por Dr. Juan J. Catalano

Los daneses de Ferras

Parecía ser feliz caminando entre sus gigantes tallados en vida, maderas trasmutadas en fibra por la mano de muchos talladores desde milenios. Las soleadas tardes de otoño van de la indefectible mano de un dejo de melancolía.Ferras, este hombre mayor de tono y modos amables, pasaba lento y tranquilo sus días dedicados  a esa actividad cultural de combinar los genes de sus animales , Gran daneses, hijos pródigos de los molosos que trajeron los romanos , adoptaron después  los germanos y sirvieron a los Sres en sus grandes partidas de caza mayor .Bastante historia y conquistas guarda su animalidad a nuestro lado; mientras Ferraz nos explicaba la vida de sus colosales perros tranquilas masas de bondad arlequinas, bayas y aceradas que se acercaban con su trote cansino para echarse cerca nuestro, dijo a modo de conclusión:

‘- No viven mucho pero son los únicos perros que mueren enteros.

Lo escuchaba, en aquella tarde ociosa que querìa irse de Buenos Aires, mientras los enormes ojos de los perros con la parte inferior de sus conjuntivas  enrojecidas por el peso de la carne me miraban desde abajo en esa pose tan típica de un perro en descanso recostados sobre su vientre , arriba del prolijo  césped del parque mientras la gente comenzaba a ralear por el tenue frío otoñal que empezaba a hacerse sentir en la ciudad...

Raro destino el de los daneses.-pensé- Colosos animales que solo viven un breve tiempo en la ya breve vida de perro ( tal vez se hable de vida de perro por su brevedad ya que siempre hubo hombres que vivieron peor que ellos) . Son seres gigantes y de forma perfecta ,de aparente fortaleza y gran ternura que parecerían no tener demasiado lugar en este mundo  o estar condenados por su brillar a breves ciclos de vida y muerte.

Los perros de Ferras , como en general todos los daneses, nada tenían que ver con ¨Judas¨ ese Danés que desfigura Mario Vargas Llosa en su cuento ¨Los Cachorros¨ cuento en el que muestra la hipocresía sacerdotal, social  y los cambios que se producen en el pobre Cuellar cuando el animal se escapa y lo castra de un mordisco, eso que debía guardarse como un secreto y que termina destruyendo a  Cuellar. Muy por el contrario son como enormes animales mansos como pájaros.Como pájaros también por su vida efímera de tan solo algunos años, Mientras el hombre con amor hablaba de las generaciones  de perros que habían habitado cuatro décadas de su vida pensaba yo en el raro esplendor  de quienes dan toda luz y se extinguen casi como un fuego navideño . Comparaba sus vidas a la brevedad de los buenos momentos.

Recapacitaba después de aquella tarde porteña, acordándome de ese hombre y sus canes, que tal vez toda la existencia sea esa pequeña suma de bellezas cotidianas  y el resto, el aspero camino a la perfección, un camino de paz como la de esos enormes ojos apresados bajo el peso de esos párpados negros que caen sobre la cabeza marrón  del Danés.




     

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